TFOS Taller Internacional sobre las molestias ocasionadas por las lentes de contacto
La afección CLD es un gran desafío para la gestión y el tratamiento en la práctica clínica. Si bien las causas de las molestias a corto plazo después de la inserción de la lente son, generalmente asumibles, y los remedios apropiados son sencillos, los síntomas de molestias y sequedad que persisten y aumentan hacia el final del día plantean un problema más difícil de resolver. La gestión de los usuarios en estas circunstancias requiere una evaluación cuidadosa e individual, con el objetivo de eliminar las afecciones concurrentes que pueden confundir el cuadro clínico, seguido de una determinación de la causa más probable, o causas, y la identificación de las estrategias de tratamiento correspondientes (Fig. 2). El objetivo es asegurar que la lente de contacto se utilice en un entorno ocular clínicamente aceptable sin tener déficits obvios, tanto de naturaleza física como de comportamiento.
Un historial cuidadoso del problema presentado y el estado general del paciente es un primer paso crítico en el proceso de gestión para la CLD. Los elementos clave de la evaluación incluyen la edad y el sexo del usuario, el momento y la aparición de los síntomas, el tipo de lente y el material de la lente, los sistemas de cuidado, calendario de reemplazo de lentes, el uso de agentes humectantes adicionales, tiempos y patrones de uso, el cumplimiento de las instrucciones, el entorno de trabajo, una enfermedad coexistente y los medicamentos actuales.
Es importante reconocer que el síntoma "molestias"' es relativamente poco específico, ya que las "molestias" pueden haberse originado de muchas fuentes distintas, no solo de la lente de contacto. Coexistencia de patologías que pueden ser responsables de los síntomas del paciente, tales como medicamentosa ocular, enfermedad sistémica (enfermedades autoinmunes y enfermedad atópica), enfermedad del párpado (blefaritis y las anomalías anatómicas), alteraciones de la película lagrimal, y enfermedades de la conjuntiva y de la córnea, es importante identificar y tratar antes de centrarse en la lente de contacto como la fuente de las molestias.
Después de haber identificado y tratado las causas de CLD no relacionadas con las lentes de contacto, la atención se centrará en las lentes de contacto y su sistema de cuidado. Los defectos en las lentes de contacto, tales como muescas y desgarros en los bordes, depósitos y superficies con una mala humectación, son casos típicos de problemas relacionadas con las lentes de contacto. Las propiedades de diseño de las lentes de contacto (como el diseño del borde), propiedades de los materiales, y la adaptación en el ojo, también son temas que deben ser considerados. Las soluciones de cuidado y sus componentes o un mantenimiento inadecuado también pueden a veces contribuir a la CLD, y los beneficios de las lentes desechables de uso diario pueden, en parte, deberse a la eliminación de estos factores. Sin embargo, la solución en el envase del blíster de las lentes desechables también puede ser una fuente de la CLD, en particular durante la inserción de las lentes de contacto.
El reemplazo frecuente y adecuado de las lentes de contacto puede reducir o eliminar la formación de depósitos. El cambio a un sistema de mantenimiento diferente puede tener algún efecto sobre la formación de depósitos. Aunque el cambio de material de la lente puede ser útil, es difícil separar los efectos de los materiales de los del diseño y la superficie como posibles fuentes de la CLD.
La adaptación con radios más cerrados, el uso de lentes de mayor diámetro, la forma de la superficie posterior de la lente, y el uso de lentes con un espesor central más fino pueden mejorar la CLD. Sin embargo, es difícil manipular parámetros de la lente de forma aislada, unos de otros, ya que la modificación de un parámetro puede influir en los otros parámetros.
El uso de lágrimas artificiales de administración tópica y agentes humectantes, ácidos grasos esenciales (AGE) por vía oral, la oclusión del punto lagrimal y medicamentos tópicos (por ejemplo, azitromicina, ciclosporina A), además de evitar los entornos adversos (por ejemplo, cabinas de los aviones) y alterar el comportamiento del parpadeo, todos usados en el tratamiento de los pacientes con ojo seco, pueden ser complementos útiles en la reducción de la CLD, aunque éstos requieren pruebas más sustanciales en el futuro con respecto a su uso (o falta del mismo).
Todas estas tácticas pueden tener un efecto limitado sobre la CLD y las mejoras progresivas en la CLD pueden ser todo lo que razonablemente se puede esperar de modificar solo un parámetro de los múltiples que hay. Puede que sea necesario tener que añadir tratamientos de manera paulatina para proporcionar el máximo alivio posible. Desafortunadamente, dado el estado actual de conocimiento de la CLD, algunos pacientes tendrán niveles residuales de CLD que serán lo suficientemente molestos para que deseen interrumpir el uso de las lentes de contacto.